Uno y el llejo - 1
Recordando un antiguo post del genial Wally Week, dedicado a ciertas normas futbolísticas no escritas aplicadas solo en aceras, patios de colegio, descampados (que más tarde se convertirían en bloques de viviendas), etc..., he decidido rescatar del pozo de mi memoria esos pseudo-juegos que también se daban en aceras, patios de colegio, descampados y demás, cuando el número de jugadores era menor a lo mínimamente lógico para echar una pachanga, o las circunstancias del terreno de juego (que podía ser un portal) impedían la formalización de un partido medio en condiciones.
Y empezaré por mi favorito: EL GOL ALEMÁN
"Gol alemán" es la denominación tradicional, pero en la práctica se decía: Vamos a echar un leman (sin tilde en la "a") o vamos a echar un cule (o culé o culete).
Me encanta éste por lo tremendamente divertido que es y por los 150 millones de combinaciones de normas que se podían dar.
Las normas básicas son:
- Todos los jugadores empiezan con unos puntos, lo standard serían 6 para los de campo y 7 para el portero.
- Cada gol va restando puntos al portero, y se va poniendo en la portería el que lanza fuera o encaja un penalty por mano. Pierde quien se quede sin puntos.
- Los goles se marcan golpeando el balón enviado por un compañero antes de que toque el suelo.
La columna vertebral del juego se puede resumir con las tres normas descritas, pero la ornamentación que las rodea es increíblemente variopinta:
- Con culete o sin culete: pregunta imprescindible antes de comenzar a jugar, el que pierde debe poner el culo en pompa a la altura de la portería y el resto le somete a una de las mayores humillaciones que podían darse en un recreo. La distancia se establece de antemano o se le concede a la víctima la gracia de que en tres saltos desde la línea aleje lo máximo posible el punto de fusilamiento. Lo de los tres saltos es cruel pero gracioso, sería como si un condenado elige la calidad de la cuerda de su horca o la marca de la cuchilla de la guillotina, y lo mejor es que se le nota en la cara de desesparación.
Lo normal es que el que acierte repita lanzamiento hasta que falle (¡pero en el culo eh!, no en las pantorrillas), dando lugar a descacharrantes situaciones en las que un jugador está en estado de gracia y maltrata con vehemencia las posaderas del condenado, multiplicando las risas por el número de aciertos consecutivos.
En caso de que haya pocos jugadores se puede optar por realizar dos rondas de lanzamiento.
Ni que decir tiene que el procesado no tiene derecho a moverse, aplicándosele las sanciones que la comunidad quiera establecer en el caso de que lo haga.
- Los puntos: Ya se ha comentado que suelen ser 6 para los de campo y 7 para el portero, que pueden variar en función del tiempo que quede para que toque la sirena, pero siempre manteniendo un punto más para el que empieza de portero (el que comienza guardando puerta se suele decidir mediante procesos del tipo el último que toque el larguero).
Cada gol va restando puntos hasta el momento fatal.
Una alternativa que recuerdo con especial cariño era conceder valor a los goles en función de su dificultad, 1 punto con la pierna buena, 2 con la mala (picaresca a mansalva en éste punto), 2 con la cabeza, 3 desde muy lejos, 3 de rodilla o tacón, 5 de chilena y las estrellas: rabona y escorpión que quitaban todos menos uno. Si se elegía esta alternativa había que empezar con mayor número de puntos (10 y 9, por ejemplo).
No olviden la figura del pellejo, ese puntito salvador que queda cuando te despojan de los demás y que no se cansa de repetir el que esté en peor situación:
- Te queda uno.
- Y el llejo, uno y el llejo.
- El gol: En el caso de disponer de algún elemento que distinguiese el área de gol, dentro de la misma solo se podría anotar con la testa o de forma acrobática (más picaresca a mansalva en éste punto).
El empotrón o entrallonamiento se puede prohibir salvo para largas distancias.
También es costumbre decidir a priori si hay que rematar los envíos de primeras, o se puede hacer una cantidad limitada o ilimitada de toques (el terror de los porteros cuando hay jugadores habilidosos COMO YO, JA JA JA).
Mucha controversia ha despertado a lo largo de los siglos el "botepronto", así que si se puede definir su validez antes de comenzar, mejor para la salud de todos.
- Tomatera: Supernorma dedicada a darle ritmo al juego. Si el portero recoge un centro en su área antes de que bote se produce una espantada de jugadores fuera de los límites del campo porque les puede endiñar un pelotazo que si alcanza a alguien le obliga a ponerse de portero.
Lógicamente, lo mejor suele ser el pelotazo.
¡Ah! el que recibe el pelotazo puede tener la sangre fría de recoger el lanzamiento en el aire antes de que le golpee, así se libraría de ponerse. Personalmente, prefiero correr.
- De fuera a fuera no es fuera: Tontería mayor que permite que si el balón ha salido fuera del campo, el que lo pone en juego tenga libertad para pasar fuerte y los que esperan al remate tengan libertad para no rematar semejante ladrillo.
- Palo salva: No consiste en poner a tu amigo Salva haciendo de poste, sino en que si el balón golpea en el poste y se marcha fuera no tendrás que ejercer de cancerbero, tranquilo, ya te darán una tomatera, ya.
Hasta aquí el resumen de conocimientos adquiridos a lo largo de unos 450 millones de "goles alemanes" jugados a lo largo de mi vida, aunque este juego tiene mucho del parchís, pero cambiando -en mi casa se juega así- por -en mi calle (o barrio) se juega así-.
Por cierto, ¿lo inventaron los alemanes?, si es así: ¡GRACIAS ALEMANIA!
¿Y en el próximo capítulo de la sección "Uno y el llejo"? ¿El gol regañado? ¿La pared? ¡VOTEN!
Y empezaré por mi favorito: EL GOL ALEMÁN
"Gol alemán" es la denominación tradicional, pero en la práctica se decía: Vamos a echar un leman (sin tilde en la "a") o vamos a echar un cule (o culé o culete).
Me encanta éste por lo tremendamente divertido que es y por los 150 millones de combinaciones de normas que se podían dar.
Las normas básicas son:
- Todos los jugadores empiezan con unos puntos, lo standard serían 6 para los de campo y 7 para el portero.
- Cada gol va restando puntos al portero, y se va poniendo en la portería el que lanza fuera o encaja un penalty por mano. Pierde quien se quede sin puntos.
- Los goles se marcan golpeando el balón enviado por un compañero antes de que toque el suelo.
La columna vertebral del juego se puede resumir con las tres normas descritas, pero la ornamentación que las rodea es increíblemente variopinta:
- Con culete o sin culete: pregunta imprescindible antes de comenzar a jugar, el que pierde debe poner el culo en pompa a la altura de la portería y el resto le somete a una de las mayores humillaciones que podían darse en un recreo. La distancia se establece de antemano o se le concede a la víctima la gracia de que en tres saltos desde la línea aleje lo máximo posible el punto de fusilamiento. Lo de los tres saltos es cruel pero gracioso, sería como si un condenado elige la calidad de la cuerda de su horca o la marca de la cuchilla de la guillotina, y lo mejor es que se le nota en la cara de desesparación.
Lo normal es que el que acierte repita lanzamiento hasta que falle (¡pero en el culo eh!, no en las pantorrillas), dando lugar a descacharrantes situaciones en las que un jugador está en estado de gracia y maltrata con vehemencia las posaderas del condenado, multiplicando las risas por el número de aciertos consecutivos.
En caso de que haya pocos jugadores se puede optar por realizar dos rondas de lanzamiento.
Ni que decir tiene que el procesado no tiene derecho a moverse, aplicándosele las sanciones que la comunidad quiera establecer en el caso de que lo haga.
- Los puntos: Ya se ha comentado que suelen ser 6 para los de campo y 7 para el portero, que pueden variar en función del tiempo que quede para que toque la sirena, pero siempre manteniendo un punto más para el que empieza de portero (el que comienza guardando puerta se suele decidir mediante procesos del tipo el último que toque el larguero).
Cada gol va restando puntos hasta el momento fatal.
Una alternativa que recuerdo con especial cariño era conceder valor a los goles en función de su dificultad, 1 punto con la pierna buena, 2 con la mala (picaresca a mansalva en éste punto), 2 con la cabeza, 3 desde muy lejos, 3 de rodilla o tacón, 5 de chilena y las estrellas: rabona y escorpión que quitaban todos menos uno. Si se elegía esta alternativa había que empezar con mayor número de puntos (10 y 9, por ejemplo).
No olviden la figura del pellejo, ese puntito salvador que queda cuando te despojan de los demás y que no se cansa de repetir el que esté en peor situación:
- Te queda uno.
- Y el llejo, uno y el llejo.
- El gol: En el caso de disponer de algún elemento que distinguiese el área de gol, dentro de la misma solo se podría anotar con la testa o de forma acrobática (más picaresca a mansalva en éste punto).
El empotrón o entrallonamiento se puede prohibir salvo para largas distancias.
También es costumbre decidir a priori si hay que rematar los envíos de primeras, o se puede hacer una cantidad limitada o ilimitada de toques (el terror de los porteros cuando hay jugadores habilidosos COMO YO, JA JA JA).
Mucha controversia ha despertado a lo largo de los siglos el "botepronto", así que si se puede definir su validez antes de comenzar, mejor para la salud de todos.
- Tomatera: Supernorma dedicada a darle ritmo al juego. Si el portero recoge un centro en su área antes de que bote se produce una espantada de jugadores fuera de los límites del campo porque les puede endiñar un pelotazo que si alcanza a alguien le obliga a ponerse de portero.
Lógicamente, lo mejor suele ser el pelotazo.
¡Ah! el que recibe el pelotazo puede tener la sangre fría de recoger el lanzamiento en el aire antes de que le golpee, así se libraría de ponerse. Personalmente, prefiero correr.
- De fuera a fuera no es fuera: Tontería mayor que permite que si el balón ha salido fuera del campo, el que lo pone en juego tenga libertad para pasar fuerte y los que esperan al remate tengan libertad para no rematar semejante ladrillo.
- Palo salva: No consiste en poner a tu amigo Salva haciendo de poste, sino en que si el balón golpea en el poste y se marcha fuera no tendrás que ejercer de cancerbero, tranquilo, ya te darán una tomatera, ya.
Hasta aquí el resumen de conocimientos adquiridos a lo largo de unos 450 millones de "goles alemanes" jugados a lo largo de mi vida, aunque este juego tiene mucho del parchís, pero cambiando -en mi casa se juega así- por -en mi calle (o barrio) se juega así-.
Por cierto, ¿lo inventaron los alemanes?, si es así: ¡GRACIAS ALEMANIA!
¿Y en el próximo capítulo de la sección "Uno y el llejo"? ¿El gol regañado? ¿La pared? ¡VOTEN!